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ojalá mis entrañas se pudrieran tanto como mi corazón, y mis huesos fueran abrazados por la tierra. saber que no soy más que eso, que ya no queda nada más de mí, ya nadie puede hacerme daño, ya no puedo sentir nada. de todas formas, ¿sentía algo cuando estaba vivo?
sácame una foto, grábame, y después proyéctalo en mi corazón. esa imagen de mi rostro y cuerpo será congelada por siempre, y nadie podrá escuchar mis sollozos o los golpes.
ponme en una película, para que así pueda vivir por siempre, donde parezca que aún era feliz.
nunca fue amante de salir a la calle, de hacer amigos o de siquiera hablar por mucho tiempo. le gustaban las cosas sencillas, podía vivir con muy poco.
amaba fumar. demasiado. sin embargo, nunca alteraba su salud, algo totalmente extraño. cada mañana, se levantaba, desayunaba, salía al quiosco y compraba un corto libro de poesía barata de escritores autopublicados. la poesía era mala, sí, pero seguía leyéndola con pasión mientras tomaba su primer cigarrillo mañanero. no me di cuenta en qué momento lo conocí. nunca sentí amor ni tampoco amistad, y mucho menos confianza. simplemente existíamos los dos y por coincidencias del destino, siempre nos encontrábamos en la calle. él no hablaba mucho, yo hablaba demasiado. le preguntaba sobre qué le gustaba hacer, y lo único que me dijo fue “fumar y leer poesía barata”.
siempre observaba durante horas las colillas que tiraba. no sabía porqué, me parecían fascinantes, quizás porque eran de él y esto las hacía especiales.
no me confundan, no lo admiraba ni le rendía culto, pero mentiría si dijera que no me provocaba curiosidad y ganas de saber qué pasaba por esa cabeza.
al principio pensé que lo hacía a propósito, el actuar de esa manera, pero más tarde me di cuenta de que no, a él simplemente no le importaba lo que los demás pensaran de él. esto era una virtud hasta que me di cuenta de que tampoco le importaba nadie.
“ si me voy, ¿me buscará? ¿me echará de menos? ¿reaccionará? ”
pensé en no ir al sitio donde íbamos siempre por un solo día. no pude. no sé porqué, pero de algún modo sabía que no le iba a importar, que él seguiría con su vida, así que preferí ir y ver cómo leía, como fumaba, mirarlo a los ojos y apartar la mirada cuando no debía mirar. aunque nunca dijera nada, aprendí muchísimo de él. nuestra relación no era como cualquiera. yo solamente iba allí para olvidar quién era y de algún modo terminé siendo parecido a él. no sé en qué momento pasó, pero yo me convertí en él y él en mí, y el día que pasó, no lo puedo decir con exactitud, pero puedo afirmar que fue el mejor día de mi vida.
pero nada dura para siempre. de un día a otro, dejó de fumar. no sé porqué hizo eso. al principio pensé que tal vez quería cuidar su salud, pero esa idea se me fue de la cabeza segundos después. él no era así.
todos los días la misma marca de cigarros, el mismo quiosco donde compraba sus libros y la misma camisa (probablemente tenía mil iguales, claro). me di cuenta de que de algún modo escondía algo. y quería saber qué era. tiempo más tarde, dejó de leer libros. no hacía nada, se sentaba mirando el horizonte y dejaba que cualquier cosa se la pasara por la cabeza.
nunca fui a su casa, no estaba segura de que tuviera una. nunca lo vi comer, nunca lo vi nadar, nunca lo vi asustarse, sonreír o si quiera llorar. no sabía si tenía familia, no sabía nada de él. después de tres años juntos, no sabía nada de él.
de un momento a otro, se marchó. no sé tampoco cómo pasó. todo fue tan inesperado que después de su ida, fue como si nunca hubiera estado allí, como si nunca hubiera existido. comprendí, entonces, que nunca llegas a conocer a una persona, por mucho que habléis, estéis juntos o por muchos años que llevéis, siempre hay algo que no vas a saber de esa persona. demonios, ojalá hubiera podido entrar en su mente, ojalá hubiera podido entenderlo, descifrar sus pensamientos y poder comunicarme con él. y, puede, que de ese modo, él nunca se hubiera marchado. pero, ¿qué más daba? él ya se había ido. no podía seguir aferrándome a él si ni siquiera estaba conmigo. nunca más vería sus profundos y tristes ojos, y tampoco podría verlo ni fumar ni leer más. nunca podría volver a observar sus colillas apagadas. porque sí, podría observar cualquier colilla, pero lo que hacía esas colillas especiales es que eran de él. sólo de él.
fin
desde que tengo memoria, sé que siempre he querido plasmar todo lo que tenía dentro de mí hacia los demás, tal y como proyectan en series, películas, dibujos etc. mas, cuando era el verdadero momento de mostrar a quién llevaba dentro, las palabras abandonaban mis labios, como si no pudieran ser pronunciadas, siendo ahogadas en mi garganta.
siempre parecía más sencillo mirar a los ojos a alguien y decir lo que sentías cuando un actor lo hacía, sin embargo, irremediablemente, cada vez que tenía que expresarme, me sentía cohibido y avergonzado, era incapaz de mirar a los ojos a la otra persona, y sentía cómo mi rostro quemaba, el cual probablemente estaba rojo.
mi consuelo era pensar que se debía a mi edad, sin embargo, pude observar con el paso de los años que el miedo, vergüenza e inseguridad en los adultos seguía presente, así que comencé a pensar que todas esas historias de amor eran falsas. tanto en libros como en la cinematografía, todo falso. no hay momentos íntimos, no hay miradas hipnotizantes, no hay conversaciones profundas, porque incluso aunque ambos lo deseen, siempre terminan con las palabras estancadas, como si por más que se esforzaran no pudieran salir.
no existe la confesión perfecta, donde sentís cómo tus lágrimas corren por tus mejillas y la otra persona te abraza, ni siquiera quedarse mirando las estrellas con alguien, porque todo eso es falso, ¿cierto?
sin embargo, no puedo aceptarlo, no puedo meter esa idea completamente en mi cabeza. ¿por qué? ¿por qué tiene que ser falso? sigo persiguiendo esas cosas, me cansé de esperarlas, de crear expectativas, solo quiero correr y correr, detrás de ellas y alcanzarlas, y de ese modo capturarlas para siempre, ponerlas en la caja de mi corazón, que posteriormente se convertirá en música para mis oídos.
¿qué sucede si todo lo que he vivido no ha valido la pena? ¿siquiera por qué estamos aquí? todo lo que he visto y vivido se reproduce constantemente, y por más que lo explique con detalle, jamás verán y recordarán lo mismo. porque hay algunas veces en las que ni siquiera yo puedo hacerlo. todas esas reflexiones, ideas, frases que nunca dije o escribí. por miedo, por la sensación de que se burlarían de mí. estar en frío permite que puedas pensar y convencerte de todas las cosas que sos capaz de hacer, sin embargo, cuando es el momento de la verdad, algo en mi cerebro me dice que no es buena idea.
¿por qué no puedo lograrlo? ¿qué es lo que me limita?
aborrezco comportamientos de los demás pero al final caigo en lo mismo, no tengo control de mí mismo, me asfixio, no puedo controlarlo, y me vuelve loco, porque por más que yo piense algo los demás nunca lo van a creer porque no lo he demostrado. incluso a veces siento que ni mis pensamientos me pertenecen. entonces, ¿qué soy? las personas somos pensamientos e ideas, incluso sentimientos, pero, si a mi parecer no los puedo controlar, ¿qué es lo que me queda? ¿este cascarón vacío?
puedo cambiarlo cuantas veces quiera, pero no será suficiente, porque por dentro estará mi verdadero yo, y no puedo continuar porque hay cosas que aún no he dejado marchar. ¿por qué? ¿por qué no puedo perdonar algo qué pasó hace mucho tiempo? le sigo dando mil vueltas al tema porque no sé cómo reaccionar. dicen que perdonar es sencillo, lo complicado es olvidar, pero, ¿siquiera podré perdonar?
no me veo capaz de eso, sé que las cosas ahora son distintas, pero todo lo que recuerdo me bloquea, me impide avanzar, porque me estanco en el pasado y le temo al futuro, en vez de quedarme en el presente, porque es más sencillo así, ¿no? así no veo lo que me rodea y es más fácil de afrontar.
seré cobarde, pero simplemente no me puedo sostener de pie, no puedo seguir mintiendo, no puedo seguir usando más excusas.
para mí es increíble y hasta vergonzoso ver cómo mi percepción y pensamiento respecto al amor han cambiado. antes lo veía como algo realmente idealizado, y creo que eso se plasma en mis escritos, pensé que todo tenía que ser de una forma, y que si no era así no era correcto.
ahora, me doy cuenta que el amor es todo lo que nos rodea, y no por eso tiene que ser bueno. el amor que llevo dentro de mí, también es para las plantas, los animales, las palabras, el sol. y me gustaría ver en un tiempo cómo la idea del amor (la mía) ha cambiado.
obviamente, todo mi pensamiento o creencia acerca de este tema no se ve reflejado en mis escritos, y creo que es porque para conseguir algo más poético debemos exagerar y fantasear con todo, sin embargo, siento que yo hasta hace poco no diferenciaba, y eso es muy triste, si soy sincero.
tengo mucho amor para dar, pero no tiene cabida amor en mi corazón. lo siento tan roto y gastado que si entra aunque sea un poco se desbordaría y me caería de nuevo. como cuando estás lleno y no podés comer más.
espero que las tiritas de mi interior sanen. después de mucho esfuerzo y dedicación. sin embargo, ahora mismo, soy incapaz. no veo que esté capacitado ahora mismo. ni que pueda hacerlo yo solo. cuando siento al fin algo de estabilidad en mi vida, todo se desmorona. y es una sensación terrible, porque siento que nunca voy a poder ser feliz. de hecho, ¿qué es “ser feliz”? ¿realmente quiero ser feliz o lo que de veras deseo es estar bien? me inclino más hacia la segunda. la felicidad son solo momentos, sin embargo sigo esperando ese rayo de esperanza. y es patético pensar que alguien vendría a salvarme. porque, de hecho, pensándolo bien, ni siquiera es algo que me haría feliz. sabes cuando crees que deseas algo con muchas fuerzas pero cuando acabas replanteándote las verdaderas razones por las que lo quieres, ¿te das cuenta que ni siquiera era algo que necesitabas? es lo mismo. de hecho, no creo que ni necesite ser feliz. quizás deseo estar feliz, y estar bien.
en unos años, si veo esto, por favor, no sientas vergüenza. este es quien tú eras, y deberías sentir orgullo, aceptarte con lo malo y con lo bueno.
dudo que alguien más a parte de mí les esto, y si lo hace capaz es porque me pasó algo, jeje.
y dime. ¿tú qué piensas del amor?
incluso, por más que lo pensara, las palabras no salían de mí, ni de mi alma, ni de mi mente, ni de mi corazón, fue como si ni pudiera entender su verdadero significado, como si al pronunciarlas, se sintieran lejanas. tan lejanas que necesitaba correr para intentar alcanzarlas, pero mis pensamientos eran abundantes y mi cansancio era mayor.
sentía como un montón de garabatos hechos hilos se enredaban en mi cabeza, cada uno de un color único, mezclándose entre sí, y como si de un instrumento de cuerda se tratara, todos eran tocados al mismo son, mientras que mi cabeza se llenaba de ideas y se acercaba al colapso.
acaricié mis sienes, cerré las ventanas de mi ojos e intenté escuchar el silencio. sentía como las gotas de lluvia querían traspasar el cristal pero hice más fuerza para concentrarme, no quería explotar, no allí.
mordí mis labios rotos, arranqué sus capas como si de una cebolla se tratara, intentando llegar más profundo, mientras que mi alma ayudaba a esos pobres hilos, intentando separarlos.
tiraba de mis cabellos, más impaciente, y volvía a abrir los ojos, mientras el peso del aire recaía en mi espalda, intenté liberarme de él, me asfixiaba.
cinco de mis dedos tuvieron un suave encuentro con los otros cinco restantes, y los acaricié, los apreté, tanto que la piel comenzó a enrojecer hasta convertirse en un blanco roto.
los liberaba, los volvía a soltar y dejaba que fueran libres.
con el corazón en la mano, tomé un hilo amarillo y comencé a tirar de él, y vi como rozaba otro naranja, azul, rojo. una vez que lo tuve solitario en mis manos, lo observé, lo escuché, lo comprendí, y, finalmente, lo estiré. lo estiré tanto, que al fin conseguí tensarlo y tocar.
con un solo acorde, toqué. toqué esa melodía que pensaba me hacía daño, que perjudicaba mi mente y mi ser, sin embargo, viendo cómo ya no tocaba ninguno de los otros, comprendí que no era un pensamiento malo, solo era un pensamiento, y eso era lo que formaba parte de mí.
lenta y cariñosamente fui desenredando todos los hilos y cuando al fin conseguí tener los todos, los agrupé, los tensé, y con ellos hice música, la música mas hermosa que había escuchado alguna vez, tan etérea que hasta podía oler su esencia.
