existencia

incluso, por más que lo pensara, las palabras no salían de mí, ni de mi alma, ni de mi mente, ni de mi corazón, fue como si ni pudiera entender su verdadero significado, como si al pronunciarlas, se sintieran lejanas. tan lejanas que necesitaba correr para intentar alcanzarlas, pero mis pensamientos eran abundantes y mi cansancio era mayor.

sentía como un montón de garabatos hechos hilos se enredaban en mi cabeza, cada uno de un color único, mezclándose entre sí, y como si de un instrumento de cuerda se tratara, todos eran tocados al mismo son, mientras que mi cabeza se llenaba de ideas y se acercaba al colapso.

acaricié mis sienes, cerré las ventanas de mi ojos e intenté escuchar el silencio. sentía como las gotas de lluvia querían traspasar el cristal pero hice más fuerza para concentrarme, no quería explotar, no allí.

mordí mis labios rotos, arranqué sus capas como si de una cebolla se tratara, intentando llegar más profundo, mientras que mi alma ayudaba a esos pobres hilos, intentando separarlos.

tiraba de mis cabellos, más impaciente, y volvía a abrir los ojos, mientras el peso del aire recaía en mi espalda, intenté liberarme de él, me asfixiaba.

cinco de mis dedos tuvieron un suave encuentro con los otros cinco restantes, y los acaricié, los apreté, tanto que la piel comenzó a enrojecer hasta convertirse en un blanco roto.

los liberaba, los volvía a soltar y dejaba que fueran libres.

con el corazón en la mano, tomé un hilo amarillo y comencé a tirar de él, y vi como rozaba otro naranja, azul, rojo. una vez que lo tuve solitario en mis manos, lo observé, lo escuché, lo comprendí, y, finalmente, lo estiré. lo estiré tanto, que al fin conseguí tensarlo y tocar.

con un solo acorde, toqué. toqué esa melodía que pensaba me hacía daño, que perjudicaba mi mente y mi ser, sin embargo, viendo cómo ya no tocaba ninguno de los otros, comprendí que no era un pensamiento malo, solo era un pensamiento, y eso era lo que formaba parte de mí.

lenta y cariñosamente fui desenredando todos los hilos y cuando al fin conseguí tener los todos, los agrupé, los tensé, y con ellos hice música, la música mas hermosa que había escuchado alguna vez, tan etérea que hasta podía oler su esencia.